María Cristina Avila

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María Cristina Avila nació en Rauch, Prov. Bs. As, República Argentina.
Desde hace largo tiempo reside en el conurbano bonaerense donde se graduó como Profesora en Ciencias de la Educación-Universidad de Morón-
Con posterioridad obtuvo el Diploma Superior en Ciencias Sociales con mención en Educación en FLACSO- Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –en la Sede de Argentina-
Desde temprano orientó su accionar en búsqueda de la plenitud existencial fuertemente atravesada por el compromiso con valores humanistas y cristianos.
Tales principios fueron los vectores en sus inquietudes por la educación en todos los niveles, el trabajo comunitario y el desempeño de cargos directivos de gestión educativa y cultural en la administración pública.
Actualmente continúa con el ejercicio de la docencia en el ámbito universitario.
Dada su pasión por la escritura publicó el poemario “Cantos al Amazonas “en Editorial Dunken. En dicha obra intenta sumarse a todas aquellas voces que, desde una conciencia planetaria, claman por las entrañas desgarradas del Amazonas. En 2014 publico su obra Juan, simplemente Juan.
Sus cantos y cuentos infantiles “Color y Sonido”;
Aún se encuentran inéditos sus libros de poemas “Vestigios”;”Moradas”;”Reminiscencia “y “Poemas de invierno”.

Sitios web, enlaces y contacto e-mail de la autora:

MARIA CRISTINA AVILA –CANAL-

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..con cada palabra busco  hacer contacto con aquellos que, aún inmersos en lo cotidiano, no han permitido que les roben la capacidad de asombro e intentan, de uno u otro modo, evitar extraviarse en la monotonía que adormece los sentidos y asesina los sueños.

Nadie duda  que escribir requiere engendrar una idea primero para poder darla a luz, después en un intento más de entrar en comunión …de hacer contacto con otro  …con los otros…

Desde ese lugar confío que Semillas al viento encuentre tierra fértil… germine… de sus frutos…

María Cristina Avila
-Fragmentos- "A modo de prólogo"  de su obra en gestación “Semillas al viento”

           

EL GUSANO TOTO - Canto infantil de la obra:  

Color y Sonido - Material Didáctico

El gusano Toto es muy rezongón.

Cuando se levanta está de mal humor.



Se queja del viento que mueve las hojas.

 Se queja del sol porque hace calor.



Protesta de día. Protesta de noche.

Rezonga en el tren. Rezonga en el coche.



Si camina mucho Le duelen los pies.

Y si no camina le duelen también.



Pensá qué querés gusano rezongón.

 Contanos por qué estás de mal humor



Ilustración: María Cristina Avila
                     Acrílico sobre tela
Letra y Música: María Cristina Avila                                                                EL GUSANO TOTO 

Segundo vídeo de Color y Sonido. Veinte cantos infantiles ilustrados. Propuestas facilitadoras
para el trabajo del docente y el animador sociocultural. Tres cuadernillos y 2 Cds.





"Se llamaba Juan, simplemente Juan"... relatos ...

“-¿Quieren pan con manteca y dulce de leche?”

Sobre los Zancos, sueños elevados desde los recuerdos al salto genuino acuarelable; los querubines sabios que re descubriremos en el sagrado árbol de paltas; las heridas en la tierra, los diques y los embalses, comunión con paisajes recorridos por el río caudaloso del despertar vivaz de niños, sus don piruleros, escondidas, rayuelas…El mago, la torta de cumpleaños, el hechizo y cada tema hilado en la obra, componen este logro convite “Se llamaba Juan, simplemente Juan”.
Subidos al séptimo vagón del tren, de la palabra dicente, andén de ilusiones, con el remate final de La zurcidora de almas, bendición encarnada sin escatimar en descripciones y metáforas tan ricas como disfrutables de la sabiduría popular, recreadas por la esencial y necesaria vocación narrativo-poética de María Cristina y su obra.

 Prólogo, Claudia Migliore 


"EL SÉPTIMO ASIENTO DEL ÚLTIMO TREN"  

Libro "Se llamaba Juan, simplemente Juan" - Relato

I

En opinión de la mayoría de los miembros del grupo hay coincidencia.

Las circunstancias nos han llevado a unificar criterios y a suponer que Juana puede ver debajo de las apariencias. Ello la convierte en una mujer interesante, pero sobre todo la pone en una situación ideal para hablar con cierta autoridad del séptimo asiento del último tren.

En efecto, según el relato de Juana, diariamente, debe tomar el tren de las 7.07 horas que la conduce a la ciudad de Buenos Aires para llegar en horario a su trabajo, en las cercanías de Plaza Miserere.

Nacida en los valles de Río Negro, la puntualidad siempre ha sido para Juana, una cuestión de honor, razón por la cual -“Llueva, truene, garúe o granice debo tomar ese tren”-Afirma.

El hecho es que en algún momento advirtió que, sin saber por qué extraña circunstancia, siempre subía al séptimo vagón de modo que, prisionera de tal hábito, intentaba por todos los medios acceder a él, algunas veces caminando por el andén, otras desplazándose por los pasillos interiores con el tren en movimiento.

-Lo cierto es que, aunque les parezca absurdo, incorporar ese juego a mis rutinas me entretenía-dijo -y daba cierta originalidad a las incomodidades del viaje pues-afirmaba-ya subir al tren de las 7.07 en cualquier día hábil de la semana implicaba pasar por una y mil peripecias”.

Juana era la más alta de su familia y de una belleza exótica con su cabello renegrido extremadamente lacio; pómulos marcados; boca pequeña de labios finos y ojos achinados color miel.

El mismo tono de voz suave y dulce y la expresión serena de su rostro la convertían en una mujer creíble y seductora a la que todos deseábamos escuchar.

La habíamos conocido por sus dotes poéticas varios años atrás en nuestras peñas literarias y su estilo daba cuenta de una mujer independiente, realista y sagaz, con una chispa natural para el humor. De hecho, sus ocurrencias, más de una vez, provocaban inesperadamente   estallidos de risa en los miembros del grupo. Lo cierto es que solíamos conversar con ella durante horas casi sin darnos cuenta. Y fue en uno de esos encuentros donde a la lectura de lo escrito se le agregaron los acordes de una guitarra, algunas empanadas y buen vino. Allí Juana encontró la posibilidad de cantar algunos poemas de su autoría hasta que, inesperadamente, pareció caer en un mutismo inusual.

Intrigados por su prolongado silencio y, ante nuestra insistencia, decidió compartir las vivencias de los últimos siete meses en el trayecto del tren a su trabajo. Juana aceptó aclarando que quizá, al compartirlas, podríamos ayudarla a exorcizar los espectros que, inexorablemente, la acosaban en cada viaje y que ya no le daban sosiego.


II

Al principio-dijo-en medio del sacrificio que implicaban los madrugones, el hecho que el tren que debía tomar fuera el de las 7.07 me pareció de buen augurio. Pasado el primer trimestre-agregó-comencé a sentir que viajar en el séptimo vagón también podía ser un indicador de buena suerte.

Ya habían comenzado los rigores de  finales de otoño -dijo-cuando con el cielo aún sombrío por los remoloneos del sol y, en medio de la ropa oscura de la mayoría de los pasajeros, comenzó a destacarse, cada día, una mujer con atuendos sumamente coloridos sentada, exactamente, en el séptimo asiento. Los fucsias, los turquesa, los verdes y los amarillos intensos de sus vestidos-dijo-parecían propios de las culturas originarias de los territorios andinos.

 -¿Te pareció conectada con la Pachamama?-preguntamos los más ansiosos.

-¿Acaso era una machi?-preguntaron otros. Juana pareció dudar.

-No lo tengo claro…-respondió-pero observar a esa mujer de colores estridentes cada mañana se había transformado en mí casi en una obsesión. En tanto la mujer-continuó-parecía presa de un sopor que alternaba entre la ensoñación y la vigilia al punto que viajaba, casi todo el trayecto, con la cabeza inclinada y el mentón casi rozando su pecho. Mientras tanto, su cuerpo se balanceaba acompasado al ritmo del tren casi todo el viaje mientras sus manos acariciaban las cuentas de lo que parecía…-aquí Juana volvió a dudar- en las penumbras del vagón mal iluminado… un rosario. 

Atragantados por las empanadas picantes y calentitas, nos servimos unos tragos de tinto. Juana nos agradeció y lo aceptó de buen grado. Hizo una pausa. Sorbió los tragos en silencio.

-Yo estaba tan intrigada -dijo retomando la palabra- que hice el mayor de los esfuerzos por acercarme al séptimo asiento lo máximo posible. Esa mujer me inquietaba sobremanera. En realidad, ahora que lo pienso mejor, un modo más adecuado de expresar lo que provocaba en mí  sería decir que me magnetizaba.

Hizo otro silencio para beber largamente su vino mientras rechazaba con el índice una empanada.

-Finalmente, las últimas semanas pude acercarme a codazos hasta el séptimo asiento y allí me plantifiqué como si fuera un derecho legítimamente adquirido.

Estaba parada casi al lado de modo que podía observarla detenidamente y, hasta percibir su respiración. Efectivamente, solo entonces pude constatar que la mujer llevaba en sus manos una soga con nudos equidistantes y los acariciaba uno a uno todo el tiempo.

-¡Entonces era un rosario!-Dijimos al unísono.

-No lo sé. Creo que la soga envolvía toda su cintura- afirmó.

-Pero allí pude convencerme-Hizo una pausa-Lo que había visto en los viajes anteriores no había sido fruto de ilusión óptica alguna ni tampoco de alucinaciones. En cada viaje-continuó- la mujer se mecía suavemente de atrás hacia adelante como en un ritual, mientras musitaba lo que parecía un lamento. En un lenguaje incomprensible -agregó-y en un tono de voz casi inaudible, musitaba lo que podría ser una plegaria, un mantra o, quizá, una canción ancestral.

En este punto del relato, Juana pareció concentrar toda su atención en el hueco de su guitarra como guiada por la convicción que, en las profundidades de la madera, podría atrapar los recuerdos para traerlos al presente. Luego cruzó los brazos sobre el pecho y ajustó la ruana alrededor de sus hombros, sin embargo, no pudo evitar un ligero estremecimiento.


III

La aguardamos en silencio. Tomás, apuró otro trago mientras Myriam, más impaciente, servía café para cada uno sin preguntar si lo deseábamos o no. Juana, nuevamente en sí misma, recorrió con sus ojos pardos la sala para detenerlos en cada uno de nosotros. Esta vez percibimos una mirada antigua… cansada… dolorosa…

-Después-dijo con la voz quebrada –Después…vino el accidente…Hubo muchos heridos y muertos entre los fierros del tren de las 7.07.Pero para nosotros, los del séptimo vagón solo hubo un cimbronazo. Inexplicablemente, salimos ilesos.

El rostro de Juana se había desencajado. Su actitud corporal acompañaba el rictus de dolor. Todos, casi en simultáneo, observamos su abrigo. Los dibujos étnicos y coloridos del tejido artesanal parecían tornarse cada vez más intensos. En tanto sus manos comenzaron a juguetear con un rosario de cuentas color avellana. Mientras las acariciaba una y otra vez repetía:-No pude salvarlos a todos…no pude…

Desconcertados, solo supimos acompañarla con la espera. De pronto advirtió que seguíamos allí, a su lado, respetuosos de sus tiempos y su confidencia. Volvió a mirarnos uno por uno. Nos costó sostener su mirada.

-No pude…No pude salvarlos a todos…-volvió a decir casi como en trance.

-Desde entonces, la mujer orante o la machi o quien fuese desapareció -aclaró. Ahora, cada vez que tomo el tren, aunque intento permanecer en estado de vigilia la pesadilla se repite y casi como entre sueños, la visualización de los fantasmas se reitera-agregó-.Siempre son diferentes situaciones que acontecen casi como entre líneas de tiempos paralelos.

En algunas, el tren de las 7.07 se desplaza a velocidad uniforme y yo me veo a mí misma, casi especularmente, reflejada en las ventanillas del séptimo asiento enfrascada en alguna lectura. En otras, hay un sacudón terrible. El tren descarrila. Cada vagón penetra en el vagón anterior. Se apagan las luces. El piso del tren se hunde. Todos quedamos atrapados. Y yo, suspendida en otra dimensión, veo mi propio cuerpo y el de los otros pasajeros gimiendo entre los fierros en medio de la sangre y el horror. En otras, el tren descarrila y aunque elevo al cielo mis plegarias, sólo nos salvamos los del séptimo vagón.

Yo aún estoy en estado de confusión y no he podido discernir si la rezadora existió, si fue un mensajero o si está en lo más profundo de mí por alguna cuestión ancestral.

En este mismo momento me pregunto y les pregunto, quién soy; cuál es el sentido de mi existencia; en qué línea del tiempo estoy aquí, con ustedes, y si acaso, alguna vez, podré develar el misterio del séptimo asiento del que para muchos…fue el último tren.

   
                              Pág. 119 a 126 de la obra “Se llamaba Juan, simplemente Juan”


                                      "EL SÉPTIMO ASIENTO DEL ÚLTIMO TREN":  

 

Presentación de  

"Se llamaba Juan, simplemente Juan"

21/12/2014







CUADERNILLOS: "Color y Sonido"


I Cantos infantiles ilustrados,

II Cuadernillo de actividades para El Rincón de la Plástica - Burbujas de Creatividad,

III Cancionero: Melodías para jugar y 2 cds para escuchar.

Esta obra se compone de una serie de 20 (veinte) cantos infantiles y cuadernillos ilustrados para que se diviertan los más chicos.

Con entusiasmo hemos realizado los tres cuadernillos para ofrecerlos también al docente como herramienta didáctica auxiliar facilitadora de su trabajo en el aula.

Con ella intentamos potenciar el despliegue de la creatividad en grupos de 2 a 10 años en la música y el canto, la plástica y la expresión corporal.

Cuadernillos Color y Sonido I II y III
Motivo de Tapa de cada uno de ellos fue realizado por Ana María Nale.
En el cuadernillo II : Burbujas de creatividad son propuestas de Norma Teresa Sánchez Forgione para el Rincón de la Plástica
El cuadernillo III es el cancionero con partituras y propuestas para la iniciación musical a cargo de Erica Dall'Ara  y cifrado americano para guitarra y la voz en los cantos son de  Mariano Skialpi.























“La brujita Filomena”
 
La brujita Filomena tiene la casa llena
 de frascos multicolores
 pues con pétalos de flores
 prepara muchos colores.

Con su escoba voladora
 Viaja de aquí para allá.

 Pétalos rojos pide a la rosa
 para la cacerola
 y a  la campanilla
  pide un pétalo azul.

La brujita Filomena
 machaca y machaca
 pétalos azules y rojos
 y aparece un nuevo color.

Con su escoba voladora
 Viaja de aquí para allá.

En otro frasco
 machaca y machaca
 rojo y  amarillo
 y surge otro color.

Machaca y machaca
 azul y amarillo
 para guardar
 tonos verdes.

Tanto machaca y machaca
 Que se ha quedado dormida.
 ¿Nosotros podremos ayudarla
 a inventar nuevos colores
 con pétalos de otras flores?

Con su escoba voladora
 Viaja de aquí para allá.

-
CANTO IX
“La brujita Filomena”

María Cristina Avila
Ilustración: María Cristina Avila 
Acrílico sobre tela







“Creatividad: Una fortaleza en la persona resiliente”

El concepto resiliencia es utilizado para  describir la posibilidad que tenemos los seres humanos de superar los hechos traumáticos de la vida y  convertirlos en oportunidades para la maduración y el despliegue de potenciales que enriquecerán nuestra existencia.

El término resiliencia, originalmente,  era empleado en  el campo de la física  referido a la capacidad de los materiales para volver a su forma original luego de ser deformados por  algún impacto exterior.

Relativo  a cada uno de nosotros,  la resiliencia no solo es la capacidad de enfrentar adversidades y saber adaptarse a situaciones difíciles sino, además, de salir fortalecidos por el contacto con talentos hasta ese momento desconocidos.

La resiliencia no es una capacidad de seres humanos excepcionales sino que nos habla de recursos  psíquicos que están en potencia  en todos los seres humanos y  que se activan en nosotros frente a la participación* de un “otro”, *de un  adulto significativo  que estimule las posibilidades de resiliencia en el momento que el niño atraviesa la crisis traumática.

Otros puntales para   nuestro desarrollo como sujetos resilientes son: * la moralidad * la creatividad, *el humor, *la introspección,* la iniciativa y* la autoestima.

El psicólogo Víktor Frankl (Viena.Austria-1905-1997) quien creara  una corriente terapéutica: la logoterapia,  utilizó su propia experiencia con el dolor en los campos de concentración donde fuese   enviado durante el nazismo.

Allí observó que la mayoría de los sobrevivientes eran aquellos que podían darle un sentido a ese sufrimiento.

Los que estaban sin esperanzas, los que no tenían un proyecto de vida a futuro  difícilmente lograban superar ese horror.

Por eso, desde su corriente de pensamiento afirmó que   el motor que nos  impulsa como  seres humanos durante nuestra existencia es encaminarnos hacia “la búsqueda de sentido” y actuar conforme a nuestros principios morales.

De hecho en las sesiones de psicoterapia instaba a sus pacientes a encontrar esa “voluntad de sentido”.

Para  el autor es vital que cada uno de nosotros pueda  sentir la llamada de un sentido potencial que nos espera para ser cumplido. Según Frankl no debemos preguntarnos cuál es el sentido de nuestras vidas sino comenzar a percibir que es la vida la que nos interroga a nosotros.  Desde su perspectiva, el sufrimiento sería la puerta de acceso (no la única) que nos  permitiría  hallar  el sentido a nuestra existencia.

Vale decir que, desde su enfoque, el sufrimiento (no como única alternativa) nos daría  la oportunidad de alcanzar la  plenitud pues lo importante pasaría a ser nuestra actitud frente a ese  sufrimiento que nos atraviesa. En consecuencia, si bien  el talento resiliente no disuelve el dolor  lo que nos permitiría  es encontrarle  un profundo  sentido a ese interminable  “desierto interior”.

Es más, quizá las heridas que llevamos en lo más recóndito de nosotros mismos por las experiencias traumáticas sufridas en  algún momento de nuestras vidas y cuyo sentido nunca llegamos a comprender  no cicatricen jamás, sin embargo , superadas las reacciones de rechazo ,  nos darán la posibilidad de transformarnos en el curador herido , aquel que no puede curarse a sí mismo  pero que, no obstante, puede comprender al otro y ayudarlo en  su curación pues esa circunstancia ya lo atravesó antes a él.

En suma, al sujeto resiliente,   el padecimiento  lo ha iniciado en  el más profundo de los misterios: el amor.

Prof. María Cristina Avila
Cátedra: Comunicación y Dinámicas Grupales -  2011

LIBRO: "Cantos al Amazonas"


 ."María Cristina Avila construye sus cantos, rítmicos, cristalinos, como el movimiento de sus ríos, de sus frondas, de sus nómades criaturas vitales y sabias, desde la visión de los que van perdiendo su tierra sagrada y natural, sintiendo, percibiendo que el corral se va estrechando momento a momento, sol a sol, árbol por árbol. Lo hace desde la reflexión, desde el difícil lugar de la cultura que se impone. Lo hace intentando ubicarse dentro de los seres olvidados , sus mitos y leyendas, en un entrañable esfuerzo de comprensión angustiosa, pero con la certeza de que algo hay que hacer para tratar de equilibrar y detener el camino sin retorno."...


 Prólogo, Julio Azzimonti 




Adelanto del nuevo libro de María Cristina (lo presentará en junio de 2018)

El duelo 

y otros relatos

                                             de misterio

El pensar solo comienza cuando hemos experi
mentado que la razón, tan glorificada durante
siglos, es la más tenaz adversaria del pensar.
(Martin Heidegger).
El libro “El duelo y otros relatos de misterio” de María
Cristina Avila acontece en la actual situación histórica
enmarcada por lo científico-técnico.
Hoy asistimos a la absolutización del horizonte de com
presión de la ciencia y la técnica. La ciencia y la técnica
absolutizan la razón, una razón unívoca, impersonal y
abstracta. Totalizan esta razón, cerrándose a lo otro distinto
de sí. Pero esta razón recurre al lenguaje del concepto que
al conceptualizar agarra (Begriff), a-prende, com-prende,
domina. Se transforma en instrumento de poder. El lenguaje
conceptual convierte todo lo que conoce en idéntico, en sus
tituible. Niega lo diferente. Es el único lenguaje válido para
expresar la realidad. Estamos en presencia de un “totalita
rismo gramatical” que niega todo otro lenguaje.
A su vez E. Husserl nos habla que en nuestra actual situa
ción histórica las ciencias europeas entraron en crisis, una
crisis de la razón en tanto y en cuanto han perdido el arraigo
en sus fundamentos. Las ciencias perdieron el arraigo en el
suelo (Grund) que las nutría de la savia de sentido. Ese suelo
olvidado es el “mundo de la vida” (Lebenswelt).
El presente libro con sus “relatos” es un aporte al resca
te de ese mundo de la vida. El cuento cuenta y por ello no
recurre al lenguaje conceptual de la razón científico-técnica,
pone en crisis el totalitarismo gramatical. El relato al narrar
recurre al lenguaje simbólico que no agarra, no posee sino
que da y se da. El lenguaje simbólico es re-cor-dar, volver a
dar el corazón porque “el corazón tiene razones que la razón
no conoce” *1.
El cuento es originariamente un lenguaje oral transmiti
do por tradición y guardado anónimamente en la memoria
colectiva (el Decir). Pero el “Decir” se hizo texto, se fij
la oralidad en la grafía de la escritura. El “Decir” es ahora
“Dicho”. Pero lo “dicho” de la escritura apela, llama a ser
leído por otro, a ser escuchado por otro. El texto se vuelve a
convertir en palabra. Al leerse el texto lo “Dicho” se vuelve
a“Decir”. El cuento va del “Decir”*2 a lo “Dicho” y de lo
Dicho” al “Decir”. En lo “Dicho” el verbo se nominaliza
y en el “Decir” el nombre se verbaliza. Al leer lo que ha
sido escrito, el texto me habla de ese mundo de la vida. Al
leer re-memoro y con-memoro el nacimiento y la muerte,
el sufrimiento y las alegrías, el bien y el mal, el amor y las
ausencias... Este movimiento implica un movimiento de sí
mismo al otro. El habla del cuento implica la trascendencia
como ruptura de la inmanencia solipsista. En el fondo del
cuento no está el yo sino él nos-otros.
Di Biase, Nicolás.
*1 Pensamientos de Blas Pascal.
*2 Remito a la distinción entre Decir y lo Dicho en E. Levinas en su libro “De otro modo
que ser o mas allá de la esencia”.

Prólogo. Nicolás Di Biase                      


Feria del libro infantil en Capitán Sarmiento





"¡...el gallo Coco es un poco loco...!"

Primer vídeo de Color y Sonido.Tres libros y dos cds.
Material de apoyo para complementar la tarea del
docente en el aula y del animador sociocultural.
                                                                
El gallo Coco
vive en mi casa. 
Su cresta es roja,
sus plumas blancas.

Come semillas, 
come bichitos
y toma agua 
con el piquito.

Toda su familia
vive en el gallinero. 
¡Tres gallinas gordas 
que ponen muchos huevos!

Cuando lo soltamos
pasea por el parque
con ojos atentos
y paso elegante.

¡Pero  el gallo 
Coco es un poco loco
y  si está enojado
te puede picar!

¡Cuidado con Coco
es un poco loco 
y si está enojado
te puede picar!

Todas las mañanas
Coco abre las alas, 
infla el pecho y canta
¡ Qui qui  ri  qui  qui !

¿Cómo canta Coco?
Coco canta así:
¡ Qui qui ri qui quí ! 
¡ Qui qui ri qui quí !

Letra y Música: María Cristina Avila.
Producción: Sergio Saba
Idea y Guion: Pablo Ricci
Animación: Agustín Galoppo
Ilustraciones: Johana Velez Cardona

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