Libro Sospecha de amor… y resistencias de Ricardo Mega

 




 Ricardo Mega nació en Montevideo, Uruguay,  y vino a los 5 años de edad a la Argentina. Desde entonces, vive en  la ciudad de Los Polvorines, lugar en el que ha tejido sus lazos más duraderos.

 El autor ha transitado veintisiete años en la docencia como profesor de Educación Física. A los 30 años, aproximadamente,  conoce el psicoanálisis desde el diván primero  y más tarde  busca aproximarse a sus lógicas y conceptos  desde un costado más colectivo, participando en los seminarios de la Escuela Freudiana de Bs. As. (EFBA).  Con el tiempo se ve profundamente concernido en la creencia del inconsciente freudiano lacaniano, produciendo un cambio radical en su práctica: desde el patio de la escuela y en varios deportes en calidad de entrenador. Del mismo modo, se fue tiznando su mirada social, sindical y política, la que determinó la modalidad de participación en cada ámbito.

La condición de doble nacionalidad lo ha hecho surfear por un sinfín de contradicciones, pudiéndolas alojar en una mirada rioplatense,  que  lo conducirá luego al anhelo de la Patria Grande.

Prólogo   


            Para escribir un libro de poesías, basta escribir una sola y dejarla volar...

            Lo que ayer fue una idea, un proyecto, después una posibilidad más cercana, y hoy pasa a ser la concreción de ese destino posible de algunos escritos, no es más ni menos que la posibilidad de la palabra delineando la vida, afirmándola, contribuyendo a la búsqueda de la fibra más íntima y más humana que deja de ser de quien la escribe para poder alojarse en la sensibilidad y emoción de quien se acerca a ella para aportarle sentidos nuevos, horizontes más amplios, devenires propios de cada infinita lectura...

           Sólo amarrando los lazos de la palabra con la vida se puede gestar la singularidad de una obra genuina, honesta y que invita a que cada lectura sea un nuevo desafío.  

          Las palabras cosidas con palabras no requieren más presentación que ellas mismas.  

                                                  Lorena Recavarren

                                                          

Sendero 

Los indicios se transforman en tendencia,

lo común llega hasta donde podemos ver,

el otro acecha sin contemplación,

contraatacar es convalidar su juego.

El tiempo nos supone derrotados,

si hacemos caso a sus almanaques,

hagamos del encuentro nuevos días,

posterguemos lo vital que al fin perece.

Nuestras municiones son escasas, 

si libramos la batalla en su terreno,

vayamos donde no los veamos,

en una clandestinidad higiénica.

Nuestra voz no es amplificada,

no será cuestión de decir más alto,

quizás murmurando al oído, 

hasta nos podamos tocar.

Se han apropiado de las palabras,

y las volvieron contra el pueblo,

discutir autoría no es la verdad,

escuchemos el descontento.

Si nos dividimos en la utopía,

por ahí no estemos tan lejos,

la mirada del que sufre,

nos marcará el sendero.

Se avecinan nuevos viejos tiempos,

donde los lazos de hilos pendieron, 

quien tenga chance de unir,

no ande mezquinando el verbo.

La potencia de la bestia, 

va aumentando en desvelos, 

                           

 

El mundo en un tobillo 

Si solo fuera el fútbol...

Si solo fuera la pasión...

Si solo fuera que no te callaste ante el poder...

Si solo fuera tu sensibilidad por lo popular...

Pero no, no tuviste mezquindad con lo que amaste...

Y no te importó el vuelto de los mediocres...

Y les sigue jodiendo que sin nada hayas logrado todo...

Y que con todo, solo pueden hacer guita...

Les rompe los huevos que con el amor de tus viejos haya alcanzado.

Y más los pone locos que hayas gastado la guita en lo mismo que ellos.

Y nos quieren hablar de mérito...

Un Maradona no se hace, pero sí se puede impedir...

¡Nunca va a ser suyo!

¡Por más que nos hayamos encontrado festejando!

Era otro partido el que jugaba, eran otras causas que le movían los pies, era a otros a quienes les hacía las gambetas y otros tantos que la iban a buscar al ángulo.

El tipo hizo justicia,

nos devolvió la alegría,

nos hizo más liviana la carga,

nos hizo creer en que podíamos ser un Maradona en lo nuestro.

Y eso se paga siendo pueblo,

siendo adjetivo,

siendo inmortal;

porque cuando David le gana a Goliat

es porque vamos a dar batalla,

vamos a jugar con el tobillo como bola

y los forros dueños del mundo

nunca podrán dormir tranquilos.

Gracias Diego... qué dios, ni dios...

 

Ricardo Mega  

                      Sospecha De Amor… y Resistencias




Maniatados

Proscriben el tiempo
y rezan suplicios de mandala;
así vuelven a usar las mismas armas
y que la armonía del ombligo no permita armar la trama.

Proscriben la luz
y llaman a husmear en nuestras almas;
sin dejar de hacer foco en sus caras
y negándonos el encuentro en la danza.

Proscriben el sentido a las palabras y machacan con zócalos de escarcha;
continúan inundando la raíz de nuestras causas
y nos deslumbran sólo con granizadas.

Proscriben abrazos por fuera de la cama
y te alertan a que no te roben la frazada;
así cierran la puerta a la hermandad postergada
y que temblemos en nuestra propia casa.

Proscriben descifrar el cosmos e intentan saciar la aventura en la pantalla;
evitan que entendamos nuestros sueños y que puedan escapar a su mirada.

Ojalá sean las lágrimas que escriban al pueblo y no la sangre derramada.
Ojalá el baile no sea con botas y ayude en acomodarnos las entrañas.
Ojalá la lluvia nos empape la inocencia y despertemos al engaño en nuestra cara.
Ojalá nos inunden otros rasgos la esperanza y ahoguemos las castas heredadas.
¡Ojalá! ¡podamos espiarles el mañana!




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El río se ríe de las palabras.

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