Marcelo Collazo HISTORIAS DE UNA NOCHE CALLADA


 


1. ¡Yoyo o tiki Taka?

Yoyo siempre, si es el Rusell blanco y negro con ese hilo duro que no se cortaba con nada, mejor. Me había aprendido un par de piruetas para hacerme el canchero delante de mis amigos.

2. ¿Desde las sombras cómo dilucidas los personajes de Historias de una noche callada?

Fueron apareciendo y sumándose a la fauna del libro de a poco, algunos a partir de historias que me iban contando, otros simplemente por cruzarme con gente en la calle que despertó algo que tenía que escribirse. Dudo mucho que fuese por casualidad, pero en todas las historias aparecían personas mayores. Eso pasa mucho, una frase, un comentario, o simplemente un rostro y una señal que se enciende adentro, algo que pide ser puesto en palabras.

3. ¿Los sueños propios y los sueños ajenos los usas a modo de profetizar?

No en el caso de estos cuentos. Aquí, como dije, cada historia salió de situaciones siempre relacionadas de uno u otro modo con las diferentes facetas de la vejez, muchas de ellas por vivencias propias del proceso por el que atravesaron mis padres. 


En relatos anteriores, los pertenecientes a mi primer libro, los sueños y las alucinaciones jugaron otro papel mucho más importante.

4. ¿Lo siniestro, el suspenso, el terror, el misterio ...y el milagro?

Depende de lo que entendamos por milagro. Si lo pensamos como aquello luminoso que nos saca de una situación límite, eso está muy alejado de mis historias. Si pienso en milagro como aquello que va más allá de lo racional, creo que el milagro está en la forma en la que se van presentando las historias, en cómo piden su lugar y van creciendo, sobre todo en cómo los personajes van tomando forma, van adquiriendo un cuerpo y sobre todo una voz. 

Los siniestro lo verdaderamente siniestro está en otro lado, en la vida diaria.

5. Poesía y narrativa, en tu épica de tramas,  ¿qué rol cumplen los géneros?

Creo en una fusión constante de géneros. El género madre de todo es la poesía y uno se nutre de ahí para hasta poetizar el horror. Creo haber leído a Castillo que siempre uno empieza escribiendo poesía, cuando fracasa se va a los cuentos y cuando no puede termina en la novela, yo voy camino a eso. Pero fuera de broma creo en una prosa que no puede prescindir de lo poético, de la búsqueda hasta de lo ominoso a través de la potencia poética de las palabras.

6. ¿Las realidades cercanas limitan a tu ficción?

No, la nutren. Son una decodificación muy personal de la realidad, de mi realidad, de lo que me estremece. La realidad que nos muestran en los medios es otra cosa que no inspira, es la muestra de la miseria ilimitada, inescrupulosa. A cualquiera de nosotros, los seres de a pie, nos cortan otras cosas, nos arden otras cosas. Ver a tu viejo degradarse lentamente y no saber cómo revertir eso me llena de preguntas muy personales pero que no me aíslan porque sé que a mucha gente le pasa. Esa realidad cotidiana me nutre, inunda mi lugar de fantasmas que me piden que escriba.

7 . ¿Escribís para un lector en particular? ¿Qué tienen de vos y de voz tus personajes?

Primero escribo para mí. Sé que lo hago para ser leído, pero nada sale de mi escritorio hasta que siento que eso que habla desde el papel me fluye en el oído como lector. Después viene lo otro, que quizás estaba desde antes, la idea de decir algo que pica, que molesta y que quiero y necesito compartir.

De mi hay mucho desparramado por todos lados, cosas que viví, pequeñas piezas de cosas que quedaron en mí y que encajan en algún cuento. Hace rato me ronda la idea de que cada uno de los que escribimos somos como una pequeña pieza de algo más grande, pequeñas voces que conformamos partes de una realidad. Escuchar y entender todas esas voces juntas nos llevaría a entender algo más y, por supuesto, a la locura.

Y en cuanto a la voz, llegan y hablan, me hablan, yo sólo las escribo. Amanda apareció, habló, me contó su historia y ahí está en el libro. Don Enrique y mi vecino hablaron, la tía Emilia habló primero a través de la voz de una amiga y después se presentó solita. Las historias de la noche callada se armó así, con voces.




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