No pretendo llamar tu atención
No pretendo instalarme en tus ojos
No pretendo que me nombres.
Pretendo que me desees
Como jamás has deseado a nadie
Luis Daniel Godoy autobiografía:
No es fácil seleccionar momentos y
situaciones para autoreferenciarse, mas allá de las fechas puntuales que uno mismo convierte en hito. Recuerdo que
Pablo Neruda cuando escribió su biografía la bautizo con el titulo “Confieso
que he vivido”. Yo podría escribir “Confieso que he Bebido” dado que me
introducí sin culpas en distintos varietales; Cabernet sauvignon, Syrah,
Malbec, bonardas etc. Pero también bebí a Borges, García Márquez, Cortázar, Di
Benedetto, Girondo. También mi paladar se nutrió de besos, risas, adioses y
nudos. Mis ojos se fascinaron sin prisa y sin reparos ante impactantes paisajes
naturales o artificiales, también se humedecieron ante la miseria planificada y
fueron nublados por telarañas de dolor e indiferencia. Pero así y todo (o nada)
fui forjando un camino, que semeja mas a los meandros del río reconquista
(aunque después fue rectificado) que a una recta y prolija autopista.
Nacì sin querer en el Hospital de San
Miguel, allá por el 63 cuando a la siesta de agosto se le devaluaban los
presagios, crecí en los barrios de la zona, donde la incertidumbre imprime sus
huellas digitales. A pesar de que las religiones cercenaron mi erotismo, pude
amar sin prejuicios a una mujer transparente y escribir con ella cuatro hijos
que parecen poemas de carne y hueso o personajes irreverentes de una ficción
con final abierto. Publique un Libro, “La pluma de cervantes” y después otro,
“La estatura del silencio” y Otro, “El baruyo del deseo”. Le di letras a cuatro
obras de teatro que otra gente le inyecto vida, expresión y magia. Edite varias
revistas alternativas y colabore con otras tantas. Murmure detrás de micrófonos
de radios y algún que otro corto para cine. Le escribí odas a la supervivencia
y sobreviví a fuerza de besos y abrazos.
A veces, a la vuelta de una cerveza
helada, me rio de aquellos que le pusieron precio a mis horas, a mi jornal.
Entiendo cuando se jactan de mi explotación, pero la plusvalía de mis poemas y
de mis cuentos es solo para mis amigos y la máxima rentabilidad de mis palabras
es para algún lector desprevenido, que se encuentre también a la vuelta de una
cerveza o de un delirio.
Si, confieso que he bebido.
Su piel en llamas
Bajo la constelación de su piel en
llamas,
Lleno de dormitorios mi presencia,
De ceremoniosas caricias mi imagen
Y canto canciones de barrio
arrasado
Y juego juegos de pezones
masticables.
Puedo imprimir sobre esa luna
caliente
Irreparables sonrisas congeladas,
Un monumento de adobe a sus
piernas.
Puedo quebrar su saliva
Con insultos desnudos
Y esa violenta ternura
Que grita inexorable entre sus
piernas.
Lloro en el exilio de su selva
En una cama a la deriva.
En su excitación que huye
Por los carriles de la tormenta
Y como un horizonte que pide perdón
Me quedo implorando el agua bendita
De
la madrugada
Para que con un gesto húmedo
Me libere para siempre
De mi nombre, de mi vocación
De
mi civilización
Para ser solo aire,
Brisa
tibia
Que
habita en su garganta.
Como se hace para seducirte,
Para convencerte que tus poros
son primo hermano de mis poros.
Que tus ojos inventan perfumes
que impregnan mis huesos y mis
dientes.
Como hacer que tu vientre
se ría con mi vientre.
Que tus piernas se besen con mis
piernas,
en un paisaje tibio y gutural.
Ahí donde las palabras se quiebran
y los grises se mueren.
Donde se inventan los sueños
y se trafican soledades y olvidos.
Como hago para imprimir
el prólogo de un deseo
en el sur de tus labios,
en el amanecer de tu lengua
Cómo me instalo en tus ojos,
donde alguna vez las flores
sonrieron
y los Ángeles estallaron
de locura, cerveza y erotismo.
Cómo te nombro
sin que se congele la saliva,
la garganta y la ternura.
Sin que se rompa la huella digital
de la coherencia
y que las uvas no sangren
y que las nubes no suden.
Cómo rastreo el eco de tu huella
en el frío lenguaje de la lluvia,
en la obrera ilusión del almanaque.
En la esquina del fracaso, la
barbarie
y la leyenda
Cómo trasmigro tus lunares,
tu espalda en celo,
tu corazón a media asta,
tu vocación de agua en el desierto.
Cómo se hace para reptar
en las líneas de tus manos
y resucitar sin pretensiones
en la luz de tu silencio,
en la callada inmensidad de tu
hombro
y morder tu blanda erudición,
y ser el cómplice de tu ropa,
tu esmeralda y tu delirio.
Pizza fría y cerveza tibia en la estación de José C. Paz
Y tus ojos rondándose a si mismos
Suelta un vientre cruel un canto de
sirena y tu garganta se llena de promesas. Murmura la radio una comparsa de
goles, la gente pierde por goleada, el juez cobro penal porque un obrero toco
la pelota con la lengua. Duros como piedras, la hinchada vela en ronda un tetra
brik. Las amas de casa sin casas declaran en el noticiero, que quieren noticias
que declaren la libertad de dientes. Los muchachos y muchachas sin sexo y sin
dios, exigen una ordenanza que prohíba los besos fugases y efímeros. Los peregrinos de ojos vacíos,
marchan unidos hacia la catedral de poxiram que los ampara de los mensajes de
textos. Mi boca mastica muzarella
vencida…
Segunda porción
Como aprendices de faquires, pibes
de paco y alquitrán, duermen sobre los puñales de las veredas, el que sobreviva
matara el gallo del amanecer y ofrecerá su corazón de naftalina a los dioses de
la siesta. Arde la estación en llamas de
tortillas y ojos negros. Alguien descubrió a un poeta crucificado en el baño de
las chicas y aseguran que lo negaron tres veces antes que los gendarmes canten
su verde canción. Una ronda de peones desnudos protegen un alfil con antifaz,
mientras escribe una consigna de perfumes y de azar. Sombríos en el bar, tres
intelectuales veneran una cumbia que los hace llorar de esperanza y bricolage.
Mis labios resecos besan el pico de una cerveza tibia…
Tercera porción
Vuela en Internet una cadena de
sopapas y los mendigos se persignan y ajustan en sus oídos pañales
descartables. Niñas de polvo y aserrín muestran en la cámara Web sus lenguas
agujereadas y sus vaginas con cierres, mientras que los traficantes de ocasos
venden plegarias y celulares por el mismo precio. Anuncia la tele que hay agua
en mi barrio y una antología de amigos en los lunares de una diva. Que
inventaron un paisaje en el borde de una escoba y hallaron una garganta en la
punta de una escopeta. Transmite el diario en directo el aborto clandestino de
una delegación oficial y en el suplemento científico la receta de un guiso de
arroz. Pocas calorías traía la basura de hoy y los niños tostados cantaban en
silencio un estribillo de tumba y soledad. Mañana por la tarde oscurecerá y
habrá olvidos por aturdir. En mi paladar la masa de la pizza no tiene piedad.
Ultimo trago
Sensuales Ángeles huyen por las
veredas y se suben al primer colectivo que pasa. No sacan boleto y se jactan de
tener los sueños subsidiados. Aun humea en la mañana la voz suave del delito.
Se siente en el calendario un aletear de risas y de luces. Los cuentos, ricos
en vitamina c, inyectan en el viento un optimismo de santo. La vida, aun en
ropa interior, desfila por la calle y en el ombligo se le ve una poesía que le
brota y perfuma los cansancios y emborracha las sonrisas y todas las razas de
la muerte se esconden bajo tierra. Es la hora en que la sombra se suicida y los
hombres de carne y hueso recuerdan, que alguna vez sonrieron y besaron y hasta los demonios sienten
vergüenza por portar su vocación de carne cruda. El último trago de cerveza,
arrastra la ansiedad de los sabores y deja intacto el pudor del paladar.
Daniel Godoy
"Godoy es un enorme e indisciplinado poeta" decía Rivas...El "Troesma" Letcher ,taxativo,acotaba "El único escritor que respeto porque habla de la vida conociéndola, masticándola"... Sabiendo menos que nadie, desde el rol de lector, siento que tu obra es necesaria, hoy más que nunca. Deja el gusto adictivo del placer implicado en algún connato de ternura; te las arreglas para meter las manos en el caos y generar una esperanza
ResponderEliminar